Para ejemplificar lo que quiero decir no hay caso más claro que el de aquellos que, en mi tierra, prefieren seguir sacando salmones del río legal o ilegalmente, para venderlos bajo cuerda y que el río siga suponiendo una fuente de ingresos de la que siempre han disfrutado, amparándose en la tradición, la costumbre, el uso social y la ley. Pero lo legal y lo inmoral no siempre van de la mano. Y no se dan cuenta de que incluso económicamente, les sería mucho más rentable preocuparse de mantener unas poblaciones estables y saludables de salmónidos y trabajar como guías de pesca que no seguir vendiendo los salmones o las truchas a x euros el kilogramo.
Pero como decía al principio, es este un debate en el que no voy a entrar, porque llevamos años hablando de cuanto cambiaría todo con las nuevas generaciones, y las nuevas generaciones ya están aquí, y apenas ha cambiado nada.
Sí creo que aquellos que hemos comprendido las virtudes de la pesca sin muerte, en muchas ocasiones, no ponemos de nuestra parte lo suficiente para que el éxito de la suelta mantenga ese porcentaje del 100 % de recuperación del pez que los estudios nos indican que se produce cuando la pelea, la captura y la devolución se hacen en las mejores condiciones para el pez.
Y es que nada me molesta más que ver a alguien "pescando sin muerte" sin la más mínima preocupación por la supervivencia del pez que ha capturado. No hay más que ver los vídeos de alguno de los canales temáticos de las plataformas de pago o la cantidad de vídeos que tenemos en youtube para darse cuenta de que en muchos casos dar un buen trato al pez no es que sea una una cosa secundaria, sino que directamente importa un comino. Capturas de pequeño tamaño devueltas al agua soltándolas desde la altura de la cintura (o peor aún, desde lo alto de la orilla o de un talud) incluso en zonas de aguas someras, truchas que intentan ser llevadas hasta la tomadera por el aire y que acaban rebotando en el aro de la sacadera o, peor aún, en alguna piedra cercana debido a la poca pericia de aquel que se cree que es Juan Antonio San Epifáneo cuando en realidad debería tratar de ser Lee Wulff.
Lo lógico sería tomar unos buenos hábitos a este respecto y mantenerlos, pero como se ve que esto es complicado, lo que a mí me parece más lógico si estás grabando un vídeo es al menos disimular un poquito y tratar de dar ejemplo, y dejar el baloncesto para las canchas diseñadas a tal efecto. Realmente es algo que no puedo soportar, me parece deleznable y de una absoluta falta de respeto hacia el pez.
Pero no solo las canastas fallidas causan un daño quizás irreparable al pez de nuestros desvelos. Me parece igualmente lamentable ver como aun hoy en día se siguen compartiendo fotos en Facebook, Twitter o diversos foros relacionados con nuestra afición en el que la trucha posa medio moribunda, incluso con algún dedo metido en sus agallas, o cogida de mala manera. Y lo mismo sucede en los vídeos, cuando una y otra vez vemos a afamados pescadores ¿conservacionistas? echar mano del pez sin haberse mojado la mano siquiera.
Si está en nuestra mano otorgarle la posibilidad de un 100 % de recuperación a ese pez que nos ha hecho disfrutar unos momentos, ¿qué dificultad puede haber para que todos los que pescamos sin muerte hagamos lo correcto?
Yo no soy perfecto, claro está, pero por el bien de las truchas sí trato dentro de lo posible en mantener unos hábitos básicos de lo que debe y no debe hacerse. Porque pescar sin muerte solo por obligación o para poder disfrutar de tramos a los que de otra manera no tendríamos acceso, o solo porque obligan las normas de una competición, pues legalmente será irreprochable, pero ética y moralmente no es un comportamiento ejemplar en absoluto.
Por ello, no estaría de más tomar en cuenta unas simples recomendaciones, que no son ni mucho menos desconocidas, pero parece que en nuestro lento caminar conservacionista solo ha calado el hecho de pescar sin muerte, independientemente de que lo hagamos bien o mal.
- Fotos no. Esto podemos leerlo en numerosos museos o yacimientos arqueológicos; por motivos distintos al que aquí tratamos, claro está, desde luego el flash o la temperatura generada por un aparato electrónico no va a dañar al pez, pero si la sobreexposición a unas condiciones que no son las más adecuadas para su supervivencia. En todo caso, como material delicado que es, deberíamos abstenernos en lo posible de los posados manteniendo al pez alejado de su medio el tiempo suficiente para que su regreso al mismo pueda ser fatal.
- El grosor del terminal. Y es que si para poder engañar a esa trucha que parece reirse de nosotros en su postura, tenemos que bajar a un 0/08 o incluso menos, la pelea se alargará demasiado, unido a las cañas que muchos usamos actualmente, que también contribuyen a alargar la pelea, podemos encontrarnos en nuestra sacadera con un pez que apenas ha sufrido daño alguno debido al anzuelo o la tensión de la línea, y al que podemos acabar matando por la excesiva duración de la pelea añadida a una sesión de fotos que ni la mismísima Obregón podría igualar.
- Y la sacadera ¿qué? Solo conozco a una persona en España que utilice en su sacadera una de estas redes de silicona (enhorabuena Juan) que apenas causan daño alguno al pez, y si bien tenemos que admitir que la utilización de sacaderas de malla sin nudos se ha generalizado, que a nadie le quepa menor duda que ha sido por imperativo legal en muchas de nuestras comunidades y porque ya apenas se comercializan con nudos, y no porque haya habido una concienciación repentina y generalizada. E insisto, fijémonos en sus diversas denominaciones: sacadera, tomadera, salabre... No canasta, ni cesta ni nada que nos recuerde a aquellos Lakers del Showtime.
- Respecto al tema de los anzuelos con o sin muerte no creo que a estas alturas haya que explicar nada. Pero sí me gustaría recordar que si la trucha está clavada muy al fondo de su boca, lo correcto es cortar inmediatamente el nylon, lo más cerca posible del anzuelo, y soltarla de inmediato, ya que en pocos días el anzuelo caerá por sí mismo y el daño será mucho menor que si nuestros dedos o nuestros forceps hurgan en su herida, pudiendo llegar a provocar casos de sangrado masivo y muerte segura.
- Y en lo que a la pelea se refiere, una vez dicho que lo más conveniente es alargarla el menor tiempo posible, no está de más recordar que debemos evitar arrastrar a la trucha por la orilla o contra algún obstáculo sumergido que pueda haber en nuestro camino.
- Como pez en el agua. Cuan a menudo olvidamos este dicho popular, sacando al pez de su medio para desanzuelarlo, manoseándolo inútilmente, ya que en muchas ocasiones simplemente una vez lo introducimos en la sacadera el anzuelo se desprende de la boca del pez, y con simplemente dar la vuelta a nuestra sacadera habríamos asegurado una devolución impecable. El extremo está en aquellos que cortan el anzuelo por su curvatura, lo que hace que el pez se mantenga clavado solo unos instantes (el tiempo que tarda en abrir la boca, supongo), pero sin irnos a este extremo, sí es posible, en el caso de capturas de pequeño o mediano tamaño, bajar la puntera de nuestra caña hasta la superficie del agua aflojando toda tensión, con lo que conseguimos que en caso de utilizar anzuelos sin muerte, el pez se suelte solo en el 90% de los casos. Esta es mi opción personal, porque a mí, una truchita de 20 o 25 centímetros, no me aporta nada en su pelea una vez que he culminado con éxito el engaño.
- Y la oxigenación no es onanismo. No se trata de acariciar al pez, se trata de moverlo manteniéndolo de cara a la corriente en una zona de corriente suave hasta que notamos que quiere volver a nadar por sí solo. Por mucho que lo hagamos bajo el agua, frotar nuestras manos con sus escamas puede producir leves daños que quizás no le ocasionen ningún mal, o quizás sí, facilitando que cualquier parásito llegue a habitar en él por haber debilitado levemente una de sus defensas.
Y tantas y tantas otras buenas costumbres que se quedarán en el tintero, pero lo más importante es que, si pescamos sin muerte, lo hagamos bien. Primero por el bien de nuestras truchas (o el pez que sea) y segundo para irles quitando argumentos a aquellos que cuentan mil salmones en su río y exigen a la administración que les dé permiso para matar diez mil. Tratemos de ser impecables, demos ejemplos y despojémoslos de los pocos argumentos que pueden esgrimir en contra de la pesca sin muerte. Por el bien de todos.