viernes, 6 de enero de 2012

PESCANDO AL AGUA. Tácticas y escenarios: Tramos bajos y rios grandes.

Y para acabar con el pequeño análisis de los diferentes escenarios en los que podemos pescar al agua y como afrontar este tipo de pesca en cada uno de estos escenarios, nos centraremos ahora en los tramos que, para mi gusto, mas feos son de pescar al agua, y en los que menos probabilidades de pasar una jornada entretenida tendremos.

Nos encontramos ahora ante rios de cierto tamaño, bien porque sean rios de esta entidad durante buena parte de su recorrido o porque nos encontremos en su parte mas cercana a la desembocadura. Para hacernos una idea el tamaño mínimo desde el que partir sería algo así como el Caudal en Mieres, y teniendo dentro de este grupo ejemplos como el Esla, Porma, Cares, Nalón, Narcea, Miño, etc.

Llegar a un rio de unos 25-30 metros de anchura, o más, y ver que la actividad es nula, que ante nosotros tenemos una tabla con una corriente uniforme y sin ninguna postura clara por la que empezar, puede resultar frustrante y descorazonador en muchas ocasiones. Como digo, en mi caso particular, no acostumbro a pescar al agua con mosca seca en este tipo de escenarios, recurriendo preferentemente a un par de ahogadas pescando aguas abajo y en diagonal para cubrir la mayor cantidad de rio posible (o un par de pequeños streamers, un tandem seca-ninfa, etc.). Pero como a veces las otras técnicas tampoco nos dan mucho resultado, no está de más tener unas cuantas cosas en cuenta para, al menos, saber por donde empezar.

Tenemos dos posibilidades básicas por las que optar:

- 1) Marcarnos nuestro propio "mini-rio" de unos pocos metros de anchura e ir avanzando aguas arriba concentrándonos en interpretar lo mejor posible todas las señales que vayamos viendo en ese canal de agua en el que hemos decidido centrarnos. Tendremos también en cuenta alguno de los puntos que ya hemos visto en otro tipo de rios: elegiremos preferentemente, y si las condiciones de vadeo lo permiten, pescar cerca de una orilla (y contra ella), que a menudo nos ofrecen buenos refugios para las truchas. Y la orilla elegida será aquella que haga que nuestra propia sombra se proyecte hacia el centro del rio para no provocar recelo en alguna de las truchas que podamos encontrarnos "en postura".

Si elegimos esta opción nos olvidaremos completamente de cualquier cebada esporádica que podamos ver fuera de nuestro propio canal. Si empezamos a desviarnos lateralmente, volver la vista atrás o acelerar el paso por cada cebada solitaria que veamos acabaremos por volvernos locos disminuyendo mucho nuestras posibilidades de pesca (aunque parezca lo contrario). Si empiezan las cebadas porque vamos a vivir un periodo de actividad de nada nos servirá corretear detrás de cada trucha que decida llevarse un insecto a la boca. Será entonces el momento de abandonar la pesca al agua, salirnos del rio, comprobar el estado y composición de nuestro bajo de línea, quizás de evacuar nuestra vejiga, cambiar de mosca si ya podemos intuir cual será la apropiada, elegir una zona que nos parezca propicia para cuando la actividad empiece a ser importante y posicionarnos en el mejor lugar posible dentro de esa zona elegida.

- 2) La otra opción sería quedarnos en unos 150-200 metros de rio e intentar pescar ese tramo en toda su anchura, avanzando aguas arriba por las orillas, pescando aguas abajo o lateralmente la parte central... En fin, aprovechando todas las opciones para cubrir la mayor cantidad posible de agua y siempre desde posiciones que faciliten y favorezcan una correcta presentación de la mosca.

Para decantarnos por una u otra opción tendremos en cuenta nuestro conocimiento del escenario a pescar, la probabilidad de que se produzcan eclosiones o puedan producirse según avance la jornada, las posibilidades de tener que compartir el tramo con otros pescadores, la climatología concreta del día, etc.

De nuevo el bajo de línea y nuestra habilidad para lanzar jugarán un papel fundamental, especialmente en estos tramos, donde podremos permitirnos derivas larguísimas siempre que no apreciemos dragado en nuestras moscas. A veces, la falta de referencias propia de estos tramos, dificulta mucho nuestra percepción respecto al dragado de la imitación. A mí personalmente me gusta montar un bajo lo mas largo que me vea capaz de manejar y acorde a las condiciones del tramo y el viento, y antes de comenzar con la pesca en sí misma realizar unos cuantos lanzados para ver si el terminal es demasiado largo o puedo alargarlo aun más y como responde frente a la corriente de dicho tramo. Un truco muy útil para analizar la deriva de nuestra imitación es posar junto a cualquier pelusilla u hojita que veamos flotando en el agua, y comparar la velocidad de deriva de la mosca respecto al objeto que hayamos escogido para hacer la comparación. No es difícil notar los dragados en los que la mosca raya en la superficie o se desplaza claramente más rápido que la corriente arrastrada por la línea; pero hay cierto tipo de micro dragados imperceptibles a simple vista que provocarán rechazos (que a veces ni siquiera detectamos) y es este un buen truco para analizar nuestro bajo de línea.

Y en lo que a moscas se refiere, en este caso, mi elección personal son los sempiternos tricópteros de León para zonas con mas corriente; y las emergentes de efémera en tamaños pequeños, orejas de liebre con cul de canard o pequeños dípteros negros y oliva para pescar las zonas mas lentas. Si voy a centrarme en alguna orilla de nuevo aparecen hormigas y escarabajos.

Como decía al principio, son estos tramos los que menos me gusta pescar al agua, y habitualmente prefiero hacer garita durante horas antes que andar cansándome y pisando la zona de pesca, y más teniendo en cuenta que en mi caso este tipo de rios suelen ser las zonas libres de Narcea, Nalón y Cares de mayo a agosto, por lo que la afluencia de pescadores no suele permitirnos ir de allá para acá pescando cómo, dónde y cuando más nos apetezca.

La opción por la que yo me he decantado los últimos años es por despreciar absolutamente los serenos (cada vez mas cortos y escasos, por cierto); acudir cada vez menos al amenecer y sí acercarme al rio en esos mediodías de verano con un sol de justicia en todo lo alto, el rio cortísimo de agua y nadie más en el rio. Claro, esto es fácil teniendo la ventaja de la proximidad del domicilio (ventaja que ya no tengo) y un conocimiento profundo de las diferentes zonas del rio y la capacidad de ir desplazándose de una zona a otra, pero a veces, incluso sin conocer en profundidad la zona, tendremos mejores resultados teniendo todo el rio para nosotros aun siendo en una hora aparentemente mala, antes que acercarnos a un sereno para tener un pescador diez metros aguas arriba y otro diez metros aguas abajo.

Yo al menos lo tengo claro, prefiero disfrutar del rio aun siendo a una hora horrible que vivir uno de esos serenos-romería que tanto abundan en alguna zona libre de ciertos tramos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario