jueves, 5 de enero de 2012

PESCANDO AL AGUA: Tácticas y escenarios. Tramos medios y rios de mediano tamaño.

Cuando pescamos algún rio de tamaño mediano o un tramo medio de algún rio de mayor entidad nos encontramos en el escenario ideal para pescar al agua, siempre que no haya momentos de actividad.

Para entendernos, podríamos incluir en este tipo de tramos aquellos donde las aguas discurren sin grandes sobresaltos, con una anchura del cauce de entre 6 y 15 metros y una vegetación que no impide para nada el lance y salvo algún pozo o zona concreta el rio es vadeable en su totalidad.

Se me ocurre, por citar algún ejemplo, el Nalón en Laviana, el Ucero, algunos tramos del Sil o el Luna, el Irati según nos aproximamos a la cola del pantano, el Pigüeña, el Aller, etc. Pongo los ejemplos únicamente para aclarar el tamaño medio del tipo de rio en el que ahora centraremos el análisis, ya que entre todos estos ejemplos los enfoques serían bien distintos, pues poco tiene que ver el Ucero con el Irati.

No nos encontraremos en estos ríos con ninguna limitación en lo que al equipo se refiere, salvo las que nos impongan nuestros propios gustos y manías. En mi caso particular utilizo una caña de 9'6'' y línea #4 que es mi estándar para cualquier circunstancia (excepto cuando resulta demasiado larga a tenor del tamaño y lo enmarañado del rio). Creo que es una medida perfecta porque se adapta a cualquier técnica de pesca que queramos practicar.

Toca enfrentarse a truchas acostumbradas a una mayor presión de pesca, mas desconfiadas y de un tamaño medio mayor que en los ríos de montaña. Nuestro caballo de batalla particular, como en todos los casos, será el control de la deriva y evitar el dragado. Al encontrarnos en ríos de cierta entidad nos resultará más sencillo buscar alternativas que sirvan para paliar nuestros problemas con el lanzado. No es una idea descabellada dejar sin pescar alguna postura para hacer una aproximación aguas abajo si pretendemos pescar la otra orilla y no estamos seguros de poder conseguir una deriva correcta mediante un lanzado de presentación.

Personalmente tiendo a abusar de los bajos excesivamente largos, pero en este tipo de escenarios empieza a ser imprescindible un bajo de unas dimensiones mínimas. Con un terminal, si cabe, incluso más largo que cuando pescamos a trucha vista. Y me explico. Si estamos pescando a pez visto o sobre cebadas el lugar dónde queremos que nuestra mosca derive correctamente puede llegar a reducirse a un círculo de unos 100 cm de diámetro. Cuando pescamos al agua, sin abusar de las derivas excesivamente largas, a veces nuestra mosca debe derivar unos cuantos metros por una vena de corriente, porque en cualquier parte de esa vena podemos tener una picada. Así, a mayor longitud del terminal, más metros de deriva libre de dragado conseguiremos.

Creo que dar modelos concretos de bajos de línea no tiene mucho sentido, puesto que dependiendo de cómo lancemos y de nuestras preferencias a la hora de pescar el modelo que a mí me resulta perfecto puede ser un quebradero de cabeza para cualquier otro pescador. Aun así, mi bajo estándar para este tipo de ríos tiene una longitud total de unos 550 cm, y estaría formado por un cónico de 360 cm terminado en un 0/20, al que le añado otros 30 cm del 0/20, 40 cm del 0/18, 30 cm del 0/15 y un terminal de unos 150 cm más o menos. Podríamos denominarlo como un bajo descentrado de desarrollo lento, pero como ponerse tan técnico suele conllevar ciertos líos y, además, puede sonar pedante, prefiero decir que la parte cónica se va a extender perfectamente mientras que el terminal y los tramos inmediatamente anteriores tenderán al apilamiento, permitiendo que la mosca derive libremente mientras la parte más delgada del bajo de línea se va "desenrollando".

Son estos unos ríos preciosos de leer. Nos encontraremos todo tipo de posturas: tablas de corriente moderada, chorros, pozos, orillas con escalón, vegetación sumergida, troncos caídos... Mi aproximación a estos tramos de rio se basa siempre en la elección de cualquiera de las dos orillas dependiendo exclusivamente de la posición del sol para asegurarme de no proyectar sombras sobre el rio. No olvidemos que hablamos de un ancho máximo de unos 12-14 metros, por lo que podremos llegar a la orilla contraria sin ningún problema (otra cosa es evitar el dragado si pretendemos lanzar al través del río y la corriente central arrastra toda nuestra línea). Lo que más efectivo me ha resultado es pescar primero mi propia orilla, descartar la zona central más profunda donde la corriente es más fuerte pero poner especial atención a esa vena que marca el límite entre la corriente central y la parte más remansada de las orillas, y por último avanzar un poco hacia el centro del cauce para pescar la orilla contraria (o pescarla aguas abajo desde mi propia orilla mediante lanzados apilados o serpentinas). Y por supuesto, dedicar un par de lanzados extra a todas las zonas que mencionábamos un poco más arriba (árboles caídos, orillas que ofrezcan buen refugio, etc).

Y en lo que a moscas se refiere mis elecciones más habituales serán las emergentes de bétido u orejas de liebre en cul de canard, los tricópteros en pluma de León con el cuerpo en liebre natural u oliva y hackle en barred ginger, de nuevo las impenitentes hormigas sin alas y quizá algún escarabajo si estamos en zonas donde las eclosiones no sean muy abundantes por norma general o para prospectar alguna orilla que nos parezca interesante, y, por supuesto, mi queridísima emergent sparkle pupa.

Y como decíamos al principio, en estos tramos nos encontramos ya con truchas más desconfiadas, por lo que deberíamos tener en cuenta algunos trucos para evitar los rechazos o para conocer su causa:

- Si el rechazo es inmediato generalmente se deberá a una imitación poco adecuada con un tono y un tamaño inapropiados, o a algún tipo de problema con el bajo de línea (siempre atentos a controlar el rizado).

- Si el rechazo se produce en el último instante generalmente tiene que ver más con el tamaño de la mosca o con el grosor del nylon que con ninguna otra cosa.

- En mi experiencia, los tricópteros son más efectivos para pescar al agua que las efémeras. Es más habitual ver revoloteando tricópteros solitarios y además, no son extrañas las ocasiones en que las truchas toman los tricópteros aun rayando la superficie, e incluso hundidos, y no deberemos descartar tampoco provocar cierto rayado al final de alguna de las derivas antes de levantar la mosca.

- Controlar la distancia de lance hacia las posturas que queremos pescar para que el pez no nos detecte es también fundamental.

Y como en todas las ocasiones, experimentar, a veces haciendo algo poco habitual es cuando obtendremos la picada, y no descartar ninguna postura, a veces lugares que aparentemente alojarían a una pequeña truchilla debido a la falta de refugio esconden un buen ejemplar que aprovecha el gran flujo de alimento que lleva hasta allí alguna microcorriente juguetona.

2 comentarios:

  1. Pienso que los tricópteros de riñonada son de lo mejorcito para pescar al agua. Ya me lo decía mi mentor Casaseca hace un porrón de años, cuando la primera mosca que me montó fue un trico de flor de escoba y cuerpo en liebre oliva, "la primera que ato nada más meterme en el agua" me decía.

    Mi río mediano preferido es la parte alta del río Tera en Zamora y lo he pescado siempre más o menos como has descrito, combinándolo con la ninfa. La pesca al agua tiene su emoción en que siempre estas con la incertidumbre de dónde saldrá la trucha, que normalmente suele ser de forma inesperada. Pescar al agua en un río de este tamaño y deleitándote en el lance, es una de las cosas más relajantes que puede haber en esta vida.

    Un saludo!

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  2. Es sin duda una de las cinco mejores moscas que se pueden usar. A mí me gustan con el cuerpo en liebre oliva y en liebre natural.

    Yo con tricópteros de esos en #14, #16 y #18; orejas de liebre en cdc mezclando liebre natural y oliva en #16 y #18; hormigas con y sin alas del #14 al #20; emergentes de trico de LaFontaine y alguna de Petitjean me voy a pescar tranquilo a cualquier rio del mundo.

    Y me has hecho pensar cual sería mi rio favorito para pescar al agua, y me quedo con el Ahio (o Ayu), un afluente del Agüeira, en el occidente de Asturias. Es algo tipo Duerna, para entendernos,con unas truchitas preciosas, un entorno increíble y una soledad y un silencio que no he tenido nningún otro rio que haya pescado.

    Hace tres años que no puedo ir y este verano tengo que hacerle un hueco como sea. No sé si quedarán truchas, pero los 6-7 km que siempre pesco entre el único acceso y la única salida cómodos merecen la pena independientemente de la pesca.

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