domingo, 8 de septiembre de 2013

Seleccionando nuestras ninfas.

Nunca deja de sorprenderme con qué frecuencia la elección correcta de la mosca seca obsesiona a la inmensa mayoría de los mosqueros y, en cambio, pescando a ninfa, no es extraño conformarse con atar un par de ninfas cualquiera, incluso en ocasiones sin preocuparse siquiera de si estamos empleando un peso y un tamaño adecuados al escenario de pesca.

Y digo que no deja de sorprenderme porque siempre he pensado que la visión que tiene la trucha de una imitación que navega hundida debe ser bastante más nítida que la que tiene de una mosca que flota por encima de la película superficial, aunque sea meramente por cuestiones físicas. Yo no soy ningún especialista en óptica, pero si no tengo mal entendido, cuando los rayos lumínicos pasan de un medio a otro, se refractan. Por tanto podemos pensar que en el caso de las moscas secas, la visión que la trucha tiene de ellas, no va a ser todo lo nítida que puede tener de algo que está sumergido. Del mismo modo que si introducimos un palo (sí, sí, un paaaaalooooooooo, un paaaaaaaalooooooooooooo!!!!!!!!!!!!) en el agua, y lo miramos desde nuestro medio veremos que dependiendo del ángulo del objeto respecto a la superficie y del ángulo en que nuestra vista lo enfoque, este puede verse aumentado, doblado, etc. Pero como tampoco he podido leer suficientes estudios científicos acerca de la visión de la trucha, pues mejor será que no nos metamos en camisas de once varas.

Eso sí, como estamos hablando de pescar con ninfa, no nos olvidemos que ese mismo fenómeno de la refracción que puede hacer que nuestro palo se vea aumentado o torcido, también puede hacer que tengamos la impresión de que los peces están a menos profundidad de la que están realmente.

Y así como pescando a mosca seca mi tendencia personal suele ser alargar y adelgazar el terminal o variar el ángulo de la presentación respecto a la posición de la trucha antes que cambiar de imitación,  pescando a ninfa me sucede justo lo contrario.

Si bien sí que me preocupa el grosor del terminal, me preocupa menos su longitud o la separación entre las ninfas siempre que todo vaya más o menos acorde a la profundidad, corriente, obstáculos y demás; pero lo que más me preocupa es la elección de la artificial (o artificiales) más adecuada según la luz, temperatura, profundidad, comportamiento del pez, presión de pesca...

Pero claro, como lo que de verdad sí que me preocupa es pescar, y no tener que estar en el río con preocupaciones y dando vueltas a la cabeza, poco a poco he ido siguiendo unos patrones básicos que me han hecho pescar de forma más eficiente, y seguramente no porque estos patrones sean una solución universal y perfecta, sino porque al eliminar preocupaciones puedo concentrarme completamente en el lance en sí mismo.

1- Movilidad vs. rigidez.

Esta es una cuestión compleja, que se soluciona muy fácilmente haciendo una combinación de ambas. En mi caso depende de si estoy ante un escenario conocido o desconocido. En los sitios que conocemos todos sabemos más o menos, aunque solo sea por experiencia, qué es lo que más nos conviene hacer. Y en escenarios desconocidos siempre vamos un poco más a ciegas. Pero esto no impide que mi primera elección sea casi siempre combinar una ninfa más rígida, tipo perdigón, con algo más móvil y con más sensación de vida (en mi caso la foca y la ardilla son mis preferidas con un poquito de cdc). Una vez que llevamos un rato de pesca, dependiendo de los toques y capturas, ya nos vamos haciendo idea de lo que puede ser más conveniente ese día.

2- Profundidad, peso y corriente.

Esto es otra cosa que me llama la atención, ver que muchos pescadores comienzan pescando el final de una tabla con un aparejo con dos ninfas "x", van subiendo por la tabla hacia la cabecera del pozo y finalmente pescan el pozo todo sin cambiar de ninfas. Si lo pensamos fríamente, por una simple cuestión de peso, profundidad y diferente fuerza de la corriente, nos damos cuenta de que si esas ninfas pescaban correctamente en la cola de la tabla, con aguas mas lentas y someras, difícilmente pescarán correctamente la cabecera del pozo (salvo que en el pozo las truchas estén entre medias aguas y la superficie y en la zona de aguas someras estuviesen pegadas al fondo, que todo puede ser, aunque aún nos quedaría pendiente el tema de la fuerza de la corriente).

Debo aclarar aquí que yo no compito, así que en mi caso no me preocupa en absoluto si las ninfas están separadas 53 o 46 centímetros. Tampoco tengo la menor idea de como de rigurosos son con eso los controladores. En cualquier caso esos 6-7 cm de diferencia, en acción de pesca, raro será que sean definitivos para mal o para bien, o al menos, me parece algo muy difícil de determinar.

Así que por mucha pereza que nos dé a casi todos, ante diferentes tramos de profundidad, velocidad de la corriente y profundidad estimada del pez, si queremos que los resultados sean al menos decentes y pescar con eficacia el mayor tiempo posible, no nos va a quedar más remedio que cambiar de imitación casi en cada postura (aunque la imitación sea la misma, deberemos elegir bien tamaño y peso).

También volviendo la física, la luz, la óptica y demás podemos tener en cuenta que dependiendo de la profundidad serán más adecuados unos colores u otros, pero eso está aquí perfectamente explicado, así que no hace falta profundizar más en ello.

Y para comprobar si estamos pescando abajo del todo, en caso de que eso sea lo que queremos, mi opción es llevar en la caja unas cuantas ninfas montadas en anzuelos jig del #10 al #18 y con bolas de 2,0 a 3,8 mm, para sentir cual de los pesos es el que hace que la ninfa vaya tocando las piedras del fondo, y a partir de ahí ir decidiendo.

3- Brillo vs. no brillo.

Pues como en los puntos anteriores, es difícil en acción de pesca tomar ninguna decisión a priori, ya que todos esos factores de profundidad, luz ambiental y demás, van a condicionarnos en todo momento. Creo que nos habrá pasado a todos que pescando un tramo determinado, un día hemos tenido un montón de capturas con una ninfa con brillo, y en la siguiente jornada en ese mismo tramo, incluso con poca separación temporal y con condiciones metereológicas y de caudal similares, esa misma ninfa no nos ha funcionado para nada.

Personalmente creo que las ninfas de faisán o dubbing de pelo natural son más versátiles, y las ninfas con brillos son más determinantes bajo unas circuntancias concretas ¿qué circunstancias? Pues la respuesta a esto la tengo clarísima: las que ellas digan.

En todo caso, mi opción personal es siempre comenzar pescando con una combinación de una ninfa brillante con una más discreta, y en función de lo que me vayan marcando los primeros lances, decidirme por mantener la combinación, cambiarlas de posición o poner las dos imitaciones del mismo tipo (que no quiere decir que sea la misma imitación).

4- ¿Peso arriba o peso abajo?

Sinceramente, pescando con dos ninfas como es habitualmente mi caso, no me atrevo a decir que sea mejor o peor colocar la ninfa ligera o la pesada arriba o abajo. Hay teorías para todos los gustos, eso sí: que si colocando la pesada arriba la ligera navega más libre, que si colocar la pesada abajo mantiene mejor la tensión en la línea facilitando la detección de la picada, etc.

Lo único que me atrevo a decir es que si pescamos con tres ninfas, cosa que yo casi nunca hago en río (porque aquí hablamos de pesca en río), sí es cierto que colocando la ninfa más pesada en el medio parece que se producen menos líos y enganchones, pero tampoco creo que sea algo que se cumple a rajatabla para todo el mundo.

Al final, aunque sea inconscientemente, todos acabamos adaptando nuestros aparejos a nuestra forma de pescar.

- Recapitulando.

Por hacer un resumen que al menos convierta todo esto en algo mínimamente didáctico, diré qué es lo que mejor me ha funcionado a mí, que es algo que podrá aplicar todo aquel que solo haya mirado a la pesca con ninfa de lejos, pero siendo consciente de que todos tenemos combinaciones y reglas similares según los escenarios que pescamos y nuestra propia experiencia.

Como ya he ido dejando caer por ahí arriba, yo me baso en unas pocas reglas muy concretas, con la salvedad de que mi disposición a romperlas es siempre completa. Pero mientras no las rompo, porque los resultados son aceptables, la cosa sería algo más o menos así:

- Ninfas pesadas, que pesquen cerca del fondo, siempre con colores que hagan contraste con el fondo del río. En ríos o zonas oscuras o verdosas me inclino por larvas de tricóptero crema. En ríos o zonas de piedras ocre o amarillentas, prefiero los tonos marrones con un algún detalle de brillo en tonos verdosos o anaranjados.

- Para pescar a medias aguas prefiero ninfas con brillo, con preferencia por el marrón holográfico o el marrón-oliva con reflejos perlados hasta junio y tonos ambarinos a medida que el verano va calentando.

- Para pescar cerca de la superficie o en aguas claras y someras prefiero las ninfas oscuras y discretas, que hagan un buen contraste con el fondo claro del cielo pero sin elementos escandalosos que puedan hacer desconfiar al pez. Ninfas en colores oliva oscuro, tabaco, anodinos, grises...

Y si tuviese que quedarme con solo tres combinaciones de ninfas con las que afrontar con confianza casi cualquier tramo de pesca, haría tres combinaciones así:

-a) Larva de tricóptero crema en un #10 o #12, montada con dubbing de foca natural, saco alar oscuro y un ligerísimo toque de brillo en el tórax combinada con una ninfa rígida tipo jeddoska o falangista.

-b) Ninfa rígida montada en marrón holográfico con el tórax o el saco alar con reflejos verdosos mezclada con una ninfa de oreja de liebre o ardilla con cdc.

-c) Una pheasant tail con un toque de brillo en el tórax o una bufanda naranja combinada con una ninfa oscura en algún color más discreto como puede ser un oliva medio o un gris verdoso.

Creo que con cualquiera de estas combinaciones, siempre adecuando tamaño y peso, partiremos de una base lo suficientemente sólida como para que cualquier modificación que hagamos en peso, color, brillo, etc. nos haga aumentar la eficacia de nuestros lances. Creo incluso que en muchos escenarios, con cualquiera de esas combinaciones o mezclándolas entre sí no sería necesario ninguna modificación más que no tenga que ver con peso y tamaño.

Pero como al final también disfrutamos haciendo pruebas, y de lo que se trata es de pescar, lo más importante es estar dispuesto a olvidarnos de cualquier regla, norma o patrón fijo que creamos que nos va a dar una solución mágica.








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