jueves, 12 de septiembre de 2013

Seleccionando nuestras ninfas: simplicidad total.

Glitter, iridiscente, perlado, tornasolado, plano, patina, bodyquill, quill de pavo, rayón, seda, con brinca, sin brinca, holográfico... A una media de treinta colores por material (en sedas y rayones más de mil), unos tres tamaños por mosca, con bolas de distintos colores... En fin, quien no tenga muchísimas jornadas de pesca o un nutrido grupo de amigos que ayuden con todas las pruebas, pues es imposible que aclararse.

Y no es extraño que en medio de la vorágine de materiales que tenemos a nuestro alcance actualmente, y las posibles combinaciones entre ellos, en muchas ocasiones pueda resultar difícil sentarse frente al torno y decidir qué montar.

Y este caso se agrava especialmente en el caso de nuestras ninfas barnizadas, ya que hay versiones para todos los gustos. No hace mucho me decía un amigo: "a ver si el año que viene no me pasa como este año, que monté tantos perdigones el invierno pasado para probar materiales que no me ha dado tiempo a usar ni la décima parte". Llegados a este extremo puede pasarnos que se nos haya quedado olvidada en alguna esquina de nuestra caja la que a lo mejor era la ninfa más efectiva de todas.

Y en la conversación con este amigo surgió la idea que ahora comparto con todo el que tenga unos minutos libres para leerlo.

Como en otras ocasiones lo más sencillo, y seguramente lo más efectivo, es volver al principio, y desde ahí empezar de nuevo. Si nos fijamos en nuestras ahogadas tradicionales leonesas, incluso quienes nunca han pescado con dicha modalidad, saben -o les suena- que esas moscas pueden colocarse como rastro, ahogado, semiahogado, bailarín... Pues bien, si tenemos en cuenta que en las posiciones de rastro y ahogado la imitación se supone que debe ir más hundida que en las posiciones más cercanas a la punta de la caña, podemos tomar cualquier catálogo de moscas ahogadas, ver cuales son los colores que pescan como rastro y como ahogado y en qué épocas, y a partir de ahí empezar a montar nuestra caja de ninfas con cierto orden y rigor y no acabar con docenas de imitaciones montadas con materiales que no hemos probado, seleccionando brillos y colores a nuestro libre albedrío y volviéndonos locos tanto a la hora de seleccionar los materiales con los que montar, como al elegir la imitación una vez estemos en el río.

Así que para no complicarnos, lo mejor sería hacer una especie de esquema, en el que podría quedarnos la cosa más o menos así:

- Principio de temporada: Imitaciones oliva o combinación de rojo y negro, en tamaños y pesos acorde al caudal del momento, montaremos unos modelos en seda, bodyquill o materiales más naturales y otras con tinseles perlados u holográficos o cualquier otro material que nos aporte brillo.

- Entretiempo: Podremos aclarar los tonos oliva de principio de temporada o utilizar olivas dorados, pajas, tostados y algún tabaco oscuro. Montar algún modelo con detalles brillantes en saco alar o tórax. Tamaños y pesos acorde al caudal del momento.

- Verano: Con tonos carne, salmón o garbanzo en tamaños medios o pequeños, algún oliva amarillento o pajizo muy clarito, limitando los elementos brillantes a la mínima expresión en caudales muy bajos o aguas muy pescadas y con un peso adecuado podremos salvar todo el verano.

Quizás no sea la mejor solución posible, pero sí es una de las más sencillas para evitar quebraderos de cabeza. Y si a ese minicatálogo de colores le añadimos una oreja de liebre, una pheasant tail y una larva o pupa de tricóptero en un tono crema, podríamos salvar toda la temporada sin el más mínimo problema.


3 comentarios:

  1. Joder Abel, me quedo con tu último párrafo, porque hay hablas de la mitad de las ninfas que yo utilizo y creo no equivocarme ni exagerar si te digo que utilizo media docena de ninfas en río y añádele tres o cuatro modelos más para lago y fin! y le echo más de 80 días al año de pesca...
    En los últimos años la competición y la aparición de materiales para perdigones ha hecho que la gente se vuelva realmente loca con las ninfas... la verdad, yo no veo tanta necesidad...

    Un saludo

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    1. Yo con la de faisán, un perdigón perla en tonos oliva amarronados, otro perdión en marrón holográfico y una pupa de trico clarita en pelo de foca natural, voy a donde sea sin miedo :)

      Eso sí, muchos pesos y tamaños en cada uno de esos modelos.

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  2. Plenamente de acuerdo contigo Abel. Como bien dices la mayoría de las ninfas se quedan en la caja, en perfecta formación militar, y no las empleamos en el río.
    El que suscribe, este invierno se "pasó" de la raya montando ninfas y perdigones (sobre todo con materiales comprados en los "chinos"). Por descontando que luego, durante la temporada de pesca, no utilizas ni el 25% de las mismas (aunque por lo menos, ganas en aprendizaje).
    Asimismo, coincido contigo en la lista de ninfas básicas, y que por otra parte, me han dado muy buenos resultados este año:
    - Oreja de liebre y Faisán. También la de pluma de buitre es muy buena.
    - Ninfas de tricóptero (en sus diferentes variantes: canutillo, marabayo, emergente...etc)
    - Perdigones: Oliva oscuro (Glitter Thread-29) y Marrón dorado (GT-09) para principios; para el verano Oliva dorado (GT-33); por último y para todo el año, unos que me regaló un amigo de Sabinánigo (Huesca) de color granate y verde irisado (desconozco la denominación del material).
    El resto de las ninfas, como ya te he comentado, se quedan en la caja "sin die".
    Un cordial saludo. ALV.

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